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Lugar: Buenos Aires, Argentina

Dedicado a los luchadores en la guerra civil española y en la postguerra en defensa de un mundo mejor, aquellos que defendieron un gobierno legítimamente constituído. A través de estos tres blog difundiré testimonios que forman parte de nuestra memoria histórica, escritos sobre los derechos humanos en la Argentina , en España, en Latinoamericana, experiencias del exilio y sobre todo aquello en lo que pueda ayudar a través de la palabra escrita en pos de luchar contra el silencio y el olvido que se cierne sobre la sociedad española de hoy. autorizaron a su publicación. Inés García Holgado

viernes, 26 de diciembre de 2008

LA CUNA DE LA AUDIENCIA NACIONAL

La cuna de la Audiencia Nacional

La Audiencia Nacional no ha perdido ni los orígenes ni la identidad. Nació como heredera directa del brazo judicial de la dictadura franquista, el Tribunal de Orden Público, es decir, como un tribunal especial destinado a entender de delitos de naturaleza política

Javier Ortiz (Público, 13-12-2008)

El dedo en la llaga

Se ha dicho muchas veces que "quien pierde sus orígenes pierde su identidad". No sé por qué, siempre se pronuncia esa sentencia como un consejo de pretensiones positivas, partiendo del sobreentendido de que los orígenes son invariablemente buenos. La Audiencia Nacional no ha perdido ni los orígenes ni la identidad. Nació como heredera directa del brazo judicial de la dictadura franquista, el Tribunal de Orden Público, es decir, como un tribunal especial destinado a entender de delitos de naturaleza política.

La excusa que se manejó para hacer caso omiso del derecho de los ciudadanos al juez natural es que los magistrados que laboran in situ podían sentirse intimidados por la inmediatez del entorno social de los acusados. Nadie habló de la posibilidad de que los integrantes de la Audiencia Nacional pudieran verse mediatizados por la cercanía de los grandes poderes del Estado, incluido el llamado "cuarto poder", y que se dedicaran a compadrear con ellos.

Para maquillar el carácter político de la Audiencia, le añadieron atribuciones en delitos de narcotráfico y monetarios, empeños en los que, a decir verdad, nunca se ha distinguido ni por su dedicación ni por su eficacia, si prescindimos de alguna redada televisada en directo.

La Audiencia ha determinado que no tiene competencia para ocuparse de juzgar los crímenes del franquismo. Lo hace apelando a unos cuantos tecnicismos, pero el fondo es transparente: acepta que se hurgue en los bajos fondos de las viejas dictaduras latinoamericanas, e incluso en las tropelías del gobierno de Pekín en el Tíbet, pero considera que la caca de casa es mejor dejarla en paz porque, cuanto más se remueve, peor huele. Y en eso tiene razón.

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