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Lugar: Buenos Aires, Argentina

Dedicado a los luchadores en la guerra civil española y en la postguerra en defensa de un mundo mejor, aquellos que defendieron un gobierno legítimamente constituído. A través de estos tres blog difundiré testimonios que forman parte de nuestra memoria histórica, escritos sobre los derechos humanos en la Argentina , en España, en Latinoamericana, experiencias del exilio y sobre todo aquello en lo que pueda ayudar a través de la palabra escrita en pos de luchar contra el silencio y el olvido que se cierne sobre la sociedad española de hoy. autorizaron a su publicación. Inés García Holgado

jueves, 10 de abril de 2008

SANCHEZ DURAN JUAN y POUSA MARTINEZ JUAN topos y huídos ceutíes

El ceutí, Juan Sánchez Durán, oculto 14 años para salvar la vida
Escrito por Francisco Sánchez Montoya (Papeles de la Historia)
jueves, 10 de abril de 2008
www.elfaroceutaymelilla.es
Al militante socialista, Juan Sánchez Durán, la sublevación le sorprendió en Tetuán, donde vivían sus padres desde mayo de 1934, tras instalar un negocio de ventas a plazos.
Ni se podía imaginar que en la tarde del caluroso viernes, 17 de julio de 1936, cambiaria su vida y viviría catorce años escondido como un “topo”, seguro que fueron otros muchos los que vivieron esas mismas circunstancias escondidos tras despensas, zulos, pozos o alacenas. Juan Sánchez, cuenta en el consejo de guerra, tras su detención como se sucedieron los acontecimientos, en aquella tarde:
"En la tarde del 17 de julio, me encontraba, debido a mi trabajo, en Tetuán, comprobé que existía por las calles una efervescencia y ambiente anormal, sobre todo por los comentarios que se hacían por los cafés o bares. Sobre las nueve y media me fui al Centro Obrero Español en la calle La Luneta, y desde aquí al poco tiempo a mi casa. Al día siguiente, 18 de julio salí muy temprano serían las ocho de la mañana, compré el diario Tetuaní La Gaceta de África, y comprobé que se trataba de un movimiento nacional, tras visitar a varios clientes, me comunicaron que las tropas de Regulares en la noche del día 17, entraron el centro obrero deteniendo a todos los que se encontraron en su interior y otros fueron detenidos solo por el hecho de pertenecer al centro y llevados al campo de concentración del Mogote. Por lo que se decía sobre los que habían detenido, me recluí en mi casa por miedo a venganzas personales, dado que por otra parte me había enterado que a muchas personas por disgustos insignificantes y rencillas habían sido denunciados y sufrido malas consecuencias, por eso huí de todo contacto que no fuera del de mi familia…. Muchas veces vino la policía a mi casa, pero mis padres decían que había huido a Casablanca, estuve escondido en un cuarto trastero, que estaba entre dos cocinas. Me marché a mi domicilio y no salí a la calle hasta el día 3 de julio de 1950, por acogerme al indulto que dio el General Franco, por ser año Santo".
Una vez que se entregó, fué detenido y trasladado a Ceuta a la Fortaleza del Monte Hacho y se le instruyeron diligencias previas con el fin de realizarle un consejo de guerra. El 6 de abril de 1951, el fiscal jurídico militar le pide doce años y un día de reclusión. El 18 de mayo de este mismo año, se celebró el consejo de guerra, su abogado defensor estima que tras 14 años de “topo” en su casa, ya tiene más que pagada su condena. Tras reunirse el juez falla otorgarle la libertad.
Un caso muy parecido, fué el que me relató la conocida ceutí María José Rodríguez, que en 1936 tenia 6 años: “Todas las tardes tenia cómo costumbre visitar a mi tía tras salir de clase, ella me obligaba a leer un cuento, en la cocina y en voz alta, muchas veces preguntaba porqué no nos marchamos al salón que es más acogedor…. Al cabo de los años, supo que su padre estaba escondido tras un mueble de la cocina. Tampoco tendríamos que olvidar el caso de Berrocal quien estuvo durante varios años oculto en un pozo en una finca del extrarradio ceutí.
Habría que reseñar también la circunstancia penosa sufrida por el joven ceutí dirigente del PSOE, Juan Pousa Martínez, propietario de la confitería “La Campana”. Tras la sublevación, decide esconderse en un almacén que poseen en la calle García, en espera de poder salir de la ciudad. En varias ocasiones ya habían tenido las “visitas” de patrullas de falangistas, pero siempre les manifestaba su familia que había huido a Tánger. El 4 de agosto de 1936, una vez más, se presentan en el almacén a buscarlo, bajaron al sótano, lo removieron todo, como sabiendo que allí se encontraba el joven y después de un minucioso registro, ven en el fondo, una pequeña puerta metálica cerrada, con muchas cajas delante de dulces, las apartan y tras abrir la puerta se encuentran al joven, Juan, con una gran barba y tumbado. La capacidad de este pequeño habitáculo era de 50 centímetros de alto por un metro de largo, tan solo salía por las noches a fumar y estirar un poco las piernas. Fue trasladado a la comisaría y tras prestar declaración internado en la Fortaleza militar del Monte Hacho. En la madrugada del 27 de agosto de 1936 fue sacado de la celda y ejecutado en algún descampado de la ciudad junto a 22 compañeros más.
Otros muchos permanecieron ocultos hasta 1969, que se promulgó un indulto, la gran mayoría de los “topos” salieron a la calle y dejaron atrás cientos de días viviendo con la psicosis del miedo, horas de inquietud, de hastío, de deseos. Días de una vida ocupada en ocul-tarse. Las represalias contra el bando perdedor y fueron cosa de largo tiempo en la llamada posguerra civil, que en el caso de los Topos duro hasta la amnistía general por los actos en la guerra civil emitida al comienzo de la década de los setenta. Con la amnistía, salieron por todas partes, los que salieron antes fueron encarcelados.

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