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Lugar: Buenos Aires, Argentina

Dedicado a los luchadores en la guerra civil española y en la postguerra en defensa de un mundo mejor, aquellos que defendieron un gobierno legítimamente constituído. A través de estos tres blog difundiré testimonios que forman parte de nuestra memoria histórica, escritos sobre los derechos humanos en la Argentina , en España, en Latinoamericana, experiencias del exilio y sobre todo aquello en lo que pueda ayudar a través de la palabra escrita en pos de luchar contra el silencio y el olvido que se cierne sobre la sociedad española de hoy. autorizaron a su publicación. Inés García Holgado

martes, 18 de marzo de 2008

JOSE RICO CABO SALMANTINO perdió su vida en defensa de la democracia






"Juré defender una España democrática y la defiendo porque soy español;
los traidores a la patria sois vosotros"»
José Rico, ante el tribunal que lo condenó a muerte.



Monleras recordará al cabo que pudo evitar la dictadura de Franco
La localidad de Monleras rindió un homenaje al cabo salmantino que en julio de 1936 pudo evitar la dictadura de Franco protagonizando un complot para acabar con la vida del general en el acuartelamiento de Ceuta, una trama que desveló TRIBUNA en exclusiva el pasado mes de septiembre con documentos inéditos hasta la fecha.
El cabo salmantino José Rico (Foto: Martín)


Tribuna, 12 - IV - 2007

El 17 de abril, a partir de las siete de la tarde, en un acto organizado por la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, con su presidente Santiago López a la cabeza, y el Ayuntamiento de Monleras, con su alcalde Ángel Miguel Delgado al frente. De esta forma, se recordó a los 70 años de su muerte a «quien demostró con fidelidad su lealtad al juramento prestado», pues José Rico luchó por defender el sistema democrático de la Segunda República que Franco derribó con su Golpe de Estado. Y es que la trama no salió adelante y el cabo salmantino murió fusilado tras meses de torturas, en abril de 1937. Por este motivo, se descubrirá una lápida conmemorativa en la casa donde vivió y se inaugurará un monolito en su memoria en la que se llamará desde ahora plaza de la Libertad, un acto que tendrá su parte emotiva y cultural con la lectura de una glosa con el ‘Canto de los pájaros’ de Pau Casals de fondo.

José Rico, nacido en 1915 en Villarino de los Aires, aunque pasó su vida en el vecino pueblo de Monleras, pudo cambiar la historia el 19 de julio de 1936. Un día antes, en su ronda de madrugada por las calles ceutíes pudo comprobar junto a un compañero cómo patrullas de falangistas detenían a civiles y asaltaban varias sedes de partidos políticos, e incluso cómo en las paredes de la ciudad se habían colocado bandos firmados por el general Franco en los que se informaba al pueblo del estado de guerra, la disolución de los partidos y la prohibición de las reuniones. Por ello, un grupo de militares del Regimiento de Infantería del batallón del Serrallo número 8 planearon acabar con el general para salvaguardar la democracia. Pero, a última hora, uno de los soldados decidió dar parte ante el coronel jefe del cuartel. La trama se vino abajo y el cuerpo de guardia desbarató los planes antes de que Franco llegara a Tetuán y después a Ceuta.

Para saber más sobre el inicio de la rebelión :
http://www.guerrayrepresion-ceuta-protectorado.com


El Mundo 01 Sep 2003
HISTORIA | ATENTADO FRUSTRADO

El día que no mataron a Franco
CUATRO CABOS y varios soldados planearon asesinar a Franco en Ceuta el 18 de julio de 1936 para detener el alzamiento. Horas antes de la acción fueron delatados y finalmente ejecutados
FRANCISCO SANCHEZ MONTOYA

El 17 de abril de 1937, tras 10 meses de duros interrogatorios, concluyó un consejo de guerra sumarísimo contra 37 militares y dos civiles. Se les acusaba de organizar un complot en Ceuta para atentar contra la vida del general Franco y detener el alzamiento del 17 y 18 de julio del año anterior. Su acción pudo haber cambiado el curso de la Guerra Civil y sólo el testimonio a última hora de un soldado permitió abortarla. A pesar de ello, los detalles de aquel episodio han permanecido inéditos hasta ahora.


Todo comenzó al filo de la medianoche del 17 de julio de 1936, cuando las tropas del acuartelamiento legionario de Dar Riffien, al mando del teniente coronel Juan Yagüe, recibieron la orden de tomar Ceuta. Los diferentes cuerpos militares se distribuyeron para controlar la ciudad y al Regimiento de Infantería del Cerrallo Nº 8 de Ceuta se le ordenó salir a la calle para «defender a España».


Pero no todos los integrantes del batallón tenían la misma idea de lo que significaba «defender a España». El acuartelamiento solía ser destino de soldados de reemplazo y de veteranos peninsulares, en su mayoría jóvenes que buscaban en el Ejército un futuro mejor, sin olvidar por ello sus sentimientos republicanos. Como los cabos veteranos José Rico y Pedro Veintemillas, quienes en su ronda por las calles de Ceuta observaron cómo patrullas de falangistas detenían a civiles y asaltaban varias sedes de partidos políticos o cómo en las paredes de la ciudad se habían fijado bandos firmados por el general Franco en los que se comunicaba al pueblo el estado de guerra, la disolución de los partidos y la prohibición de reuniones.


Cuando Rico y Veintemillas volvieron al cuartel, en las primeras horas del 18 de julio, se reunieron en una pequeña habitación de la compañía con los también cabos veteranos Anselmo Carrasco y Pablo Frutos. Durante varias horas estudiaron cómo frustrar el alzamiento, pero no fue hasta un segundo encuentro durante el mismo día cuando el cabo Rico presentó el plan para matar a Franco. Cuando entrara en el patio central del acuartelamiento para revistar las tropas, él mismo le dispararía. Los demás implicados, desde la primera planta del cuartel, apuntarían al resto de militares para inmovilizarlos. Acto seguido, otro grupo saldría hacia la ciudad para informar del atentado y recabar el apoyo del pueblo.


En la tarde del 18 de julio el cabo Rico, jefe del complot, pidió entrar de guardia en la puerta principal del cuartel con el fin de ser el primero en enterarse de la llegada de Franco. Compartía vigilancia con el cabo Rodríguez, quien confesó en el consejo de guerra: «José Rico me preguntó qué me parecía el movimiento.Le contesté que llevaba dos días de servicio y que no me había informado, y él respondió que este movimiento iba contra el Gobierno, y que si nosotros fuéramos hombres deberíamos ponernos a favor de ellos e ir contra nuestros oficiales y jefes. Añadió que ya había implicado a los seis centinelas de la guardia. Y en el momento en que empezaran los disparos, me tenía que poner a las órdenes de Anselmo Carrasco y Pedro Veintemillas».


Los cabos y soldados implicados en la intriga lo tenían todo planificado. Sabían que Franco aterrizaría en Tetuán y en unas horas llegaría al cuartel de Ceuta. Pero la tensión en los jóvenes soldados ante la trascendencia del atentado hizo que uno de ellos decidiera hablar con el coronel jefe del cuartel para informarle de la trama. Éste, alarmado, avisó al cuerpo de guardia y echó por tierra el complot horas antes de que Franco llegara. Las detenciones no tardaron en sucederse y, según se detalló en el consejo de guerra, el total de acusados fue de más de 50 militares y civiles.


La Guardia Civil se hizo cargo de los detenidos, quienes, custodiados por la legión, fueron trasladados a unos viejos barracones para tomarles declaración. Así lo recuerda uno de los supervivientes, el anarquista Sánchez Téllez: «Entré en un pequeño despacho sin ventanas y un brigada me tomó la filiación y comenzó a interrogarme.Aún no había terminado la primera pregunta cuando sobre mi espalda sentí un golpe de vergajo. Para que me recuperara me echaban agua de un botijo, pero yo lo negaba todo».


Hasta las tres de la madrugada del 20 de julio los acusados estuvieron en los barracones declarando. Más tarde los hicieron subir a un camión, los colocaron de rodillas y los trasladaron a la fortaleza-prisión militar del Monte Hacho, también en Ceuta.


El 26 de julio empezaron los autos de procesamiento. El juez teniente coronel Ramón Buesa fue tajante en su exposición: «Según se desprende de lo actuado entre algunos cabos y soldados del Regimiento de Infantería, existía complicidad para la organización de un movimiento sedicioso con el fin de atentar contra la vida del excelentísimo señor jefe de las Fuerzas Militares Francisco Franco Bahamonde».


En la madrugada del 21 de enero de 1937, cuando aún no se había celebrado el consejo de guerra, una patrulla de falangistas llegó a la fortaleza del Hacho. Con total impunidad, sacó de sus celdas a los cabos Veintemillas y Marcos. Horas después sus cuerpos yacían, con un tiro en la cabeza, en el depósito de cadáveres del cementerio, donde fueron enterrados en una fosa común.



JUICIO SIN TESTIGOS

Dos meses más tarde, todos los detenidos fueron trasladados al Cuartel de Sanidad, donde tuvo lugar el consejo de guerra. Lo presidió el teniente coronel Ricardo Seco. El juez permanente teniente coronel Buesa dictaminó el veredicto de culpabilidad.«Fue un juicio aparente, sin testigos ni nada», cuenta Téllez. «Lo que más me quedó de la sentencia fue que el juez se levantó de su asiento y, con voz ronca y odio, nos dijo: "No sois españoles, sois todos unos cobardes traidores a la patria", a lo que el cabo Rico replicó: "Juré defender una España democrática y la defiendo porque soy español; los traidores a la patria sois vosotros"».


El epílogo de esta inédita conjura lo pone la muerte de un grupo de militares fiel a la República y que esperaba que con la muerte de Franco en su acuartelamiento se detendría la sublevación de sus mandos. Podría haber cambiado la Historia de España, pero lo único cierto es que, en la madrugada del 17 de abril de 1937, fueron fusilados el sargento Garea, los cabos Rico, Carrasco y Lombau y el soldado Navas. La ejecución fue obra de un piquete del Grupo de Regulares de Ceuta en el exterior de la fortaleza del Monte Hacho, situada en la Puerta Málaga.



Francisco Sánchez Montoya es miembro del Instituto de Estudios Ceutíes y autor de «República y Guerra en Ceuta y Protectorado», de próxima aparición.




LAS CLAVES

EL ALZAMIENTO
17 y 18 de julio. El asesinato del político José Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936, impulsó a Franco a adelantar el golpe que se preparaba para finales del mes. El 17 se rebeló el Ejército de Africa, y ésta fue la señal para la sublevación general de los días 18 y 19.


LA TRAMA
En el cuartel. El día en que se alzó el Ejército, cuatro cabos leales a la República del cuartel del Regimiento de Infantería del Cerrallo nº 8 de Ceuta (a la dcha., lo que queda de él) planearon frustrar el pronunciamiento asesinando a Franco mientras pasara revista a las tropas el día 18.


EL FRACASO
Detenidos. Un soldado reveló al coronel jefe del regimiento los planes de los cuatro cabos horas antes de que Franco llegara al cuartel. Se detuvo a más de 50 personas entre militares y civiles mientras el pronunciamiento se extendía por ciudades de la Península.


LA SENTENCIA
Fusilados. Finalmente fueron procesados 41 hombres: dos de ellos fueron ejecutados por patrullas falangistas antes de que se celebrara el consejo de guerra; cinco fueron condenados a morir fusilados; ocho, a cadena perpetua; 13, a penas de cárcel y 13 fueron absueltos.


LA REPRESION
Víctimas. Los siete fusilados no fueron las únicas víctimas de la represión en Ceuta. Entre 1936 y 1944 hubo 248 represaliados en la ciudad. Algunos estudios apuntan que en toda España, la cifra de represaliados por ambos bandos durante la guerra y la posguerra fue de unos 190.000.


EL OTRO INTENTO
Kim Philby. El corresponsal de The Times en la guerra civil trabajaba desde 1933 para el servicio de inteligencia de la Rusia de Stalin y planeaba en secreto el asesinato de Franco. Ironías de la Historia, el general condecoró a Philby por sus crónicas en favor del bando nacional.

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